En un pueblo pequeño y tan
lejos de la civilización, los habitantes, en su afán por divertirse, acostumbraban
a realizar competencias de ranas. En cierta ocasión, pusieron a un grupo de
ranas a correr y superar obstáculos, cada una de las ranas se iba quedando a
medio camino hasta que por fin quedaron solamente dos. Esto despertó más la
euforia de todos los presentes.
Cuando llegaron al último obstáculo,
las dos ranas ya cansadas, avanzaban muy
despacio. Los observadores comenzaron a desesperarse y a gritar: “ranas inútiles”,
“ranas inútiles”. Esos gritos, fueron tan fuertes que una de las ranas salió, de
la competencia, mientras que la otra avanzaba aun en medio de los gritos de los
aficionados.
Minutos más tarde, esta
rana, supero el último obstáculo y fue la legítimamente la ganadora. Todos los
presentes asombrados, se preguntaban por qué esta rana había persistido aun con
la lluvia de insultos. Al final, descubrieron que la rana, era sorda.
Somos lo que escuchamos, así
que debemos tener cuidado con el mensaje que entra por nuestros oídos. Muchos
hemos nacido con cualidades y características de líderes, pero hemos abierto
nuestros oídos a las voces de desánimo y hemos dejado que esas voces que son
lanzadas en su mayoría, por gente mediocre y frustrada, terminen opacando esas
cualidades.
Otros han escuchado la voz
del temor, y sienten temor de emprender algún proyecto. Temen inscribirse en
una universidad y salir reprobados. Temen casarse y fracasar en su vida
matrimonial. Temen cambiarse de trabajo porque no se sienten capaces de salir
de la zona de confort en la que se encuentran en este momento.
Lo que escuchamos entra por
nuestros oídos, se va directo al cerebro y se almacena posteriormente en
nuestro corazón, y lo que cargamos en nuestro corazón, sale a luz por medio de
lo que hablamos.
Debemos cerrar nuestros oídos
a las voces negativas que a diario escuchamos en la calle, en el trabajo, en el
autobús, y hasta en nuestras casas. Somos lo que escuchamos, por lo tanto,
abramos nuestros oídos a lo positivo, a lo que nos ayudará a crecer en la vida
y a ser mejores personas.
“Aprender
a oír es natural, pero aprender a escuchar es vital”.
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